El Dry Martini no es un cóctel, es una forma de vida

El Dry Martini no es un cóctel, es una forma de vida. Lo tomaba James Bond, aunque el agente 007 no conocía bien la receta y en lugar de ginebra lo pedía con vodka. Error de bulto. La ginebra, preferiblemente la NGinVLC, es la base de este cóctel de película. Una mezcla delicada y armoniosa donde se abrazan la ginebra, el vermú seco, la angostura, la cáscara de limón y la famosa e icónica aceituna.

Es el rey de los cócteles. En vaso mezclador, se introducen unas buenas rocas de hielo, ocho partes de ginebra y dos partes de vermut seco, y unas gotas de angostura. Se mezcla suavemente con el agitador. A continuación, se vierte con el colador en la copa triangular. ¿Y ahora qué? ¿adornamos con aceituna, corteza de limón o fresa? Para los clásicos, lo ideal es la aceituna pinchadita en un palillo y la cáscara de limón. La sal de la aceituna potencia el sabor, aunque hay quien la acusa de enmascararlo. El limón le da un toque refrescante. Cuestión de gustos.

Por supuesto, es importante que se use una ginebra seca pero con matices botánicos para que este combinado alcance todo su esplendor. Por eso, la NGinVLC es una socia perfecta puesto que está hecha con uva chardonnay y por una combinación única de botánicos en la que destaca el aroma a naranja y mandarina. Ha conseguido la Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas 2015, galardonada en la International Wine & Spirit Competition 2015 y clasificada con 92 puntos en la Guía Peñín 2014.

Y recordad, como decía James Bond: el Dry Martini mejor «mezclado, no agitado”.

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